Con el permiso de Paula de Durmiendo a Mares, reproduzco la mejor felicitación de Año Nuevo que he leido en mucho tiempo.
Y al tiempo os la traslado a vosotros.
Feliz año
Que un rayito de sol ilumine tus días
y una manta de afecto encapote tus noches
y al estirar tus pies cansados entre las sábanas
encuentres el tibio calor de la compañía añorada.
Que llueva los días de llanto
y la niebla envuelva la duda que te desvela
que el mar te acompañe en tus paseos más solitarios
y las montañas refugien tus sueños
Que en sus entrañas nombren una cueva
para las estalactitas de tus deseos
y cuando se derramen devenidas en joyas
nazca el río
del que pesques la entereza para seguir en pie
y el coraje para alcanzarlos.
Que una suave brisa acaricie tu rostro
cuando ya no puedas más.
Y si cierras los ojos, que sientas la mano de tu madre
cuando te arropaba en la cuna
y su dulce tacto en ese mundo embarrotado
era el regreso al paraíso del que te habías desprendido.
Que nunca una ola te devuelva la botella con tu grito de auxilio
para que sigan vivos tus anhelos.
Pero si es así, que venga con una llave y la dirección de la nueva puerta
que podrás abrir con ella, para que veas que no todo fue en vano.
Que los bandidos no te ronden más que para enseñarte sus canciones
y si alguien viene a herirte, que te encuentre preparado para la batalla,
como un árbol de siglos, en pie.
Y que una tormenta te avise a tiempo de lo que te acecha.
Que nunca te falte un poema recitado en voz baja
para que te arranque las lágrimas y no se encostre tu alma
ni un amigo que patalee de rabia
ante el mal que derrumbó tu casa
y te abrace después y te diga: todo va a estar bien,
y te ayude a desescombrar las ruinas
contándote de la vida hasta hacerte reir.
Y que te invite a bailar.
Que si te duele el corazón
sepas entender sus motivos, y escucharle
y actuar en consecuencia.
Y si la enfermedad busca tu cobijo
tengas las herramientas a punto para disuadirla
Que nunca te falte el aroma
con el que poder descansar y sentirte en casa
ni el deleite del plato que más te gusta
cocinado por manos amorosas
Que no se agote el discernimiento ni la inspiración
ni te abandone el ángel que vigila tu ventana
Que fluyan tus días
como las bandadas de pájaros
que baten sus alas aplaudiendo la creación