De turismo por Logroño, nos encontramos con éste grafiti.
Rostros pintados sobre lo que son los restos de las paredes de lo que fue un edificio, ahora derruido.
Era increíble la tristeza que emanaba de ese lugar.
Esas miradas parecían echar de menos el edificio que ya no existía.
No sabría decir si las pintaron cuando todavía se mantenía en pie el edificio o a posteriori. Me da la sensación que fue después por lo que deduzco que el esfuerzo en crearlas fue considerable.
Un aplauso a quien o quienes las pintaron.
Está junto a la iglesia de Santa María de Palacio en Logroño.